Marco ha sido esta semana el encargado de acercarnos al pasado, gracias a los recuerdos de sus abuelos y familia. A lo largo de la semana nos ha ido desvelando su trabajo. En la portada de su trabajo se encontraba una foto muy entrañable de él con su abuela. Nos enseñó su árbol genealógico familiar y nos presentó a sus abuelos y abuelas. Nos habló sobre los juegos a los que jugaban sus abuelos y algunos de ellos ya nos van sonando (trompo, rayuela...). El refrán que trajo también dio que pensar "Quien ríe en viernes llora en domingo". Y su receta, muy del gusto de la mayoría "Patatas fritas con huevo". La canción fue de un poema de Lorca que ya hemos trabajado en clase y que a la mayoría le sonaba, aunque la versión que trajo Marco tenía la letra un poco cambiada. Era La Tarara.
El viernes nos visitó su abuela y nos habló de su infancia, un poco diferente pues la pasó en Tánger. Nos contó muchas cosas sobre su colegio y sus maestras las monjas. También nos habló sobre la buena convivencia entre niñ@s de diferentes nacionalidades, culturas y religiones. Una infancia en la que lo habitual era jugar en la calle con los diferentes niños y niñas y en la que en ciertas ocasiones se hacían alguna que otra travesura, como la de los pasteles que se comían. Pero hubo un tema que centró mucho la atención. Fue una anécdota, sobre una noche que se encontraba un una zona del desierto a consecuencias de un terremoto ocurrido en un pueblo cercano, y estando en una gran jaima vieron a lo lejos por el desierto a tres hombres montado a camello. Exacto, no eran otros que los Reyes Magos en su travesía por el desierto. Ella nos contó como se asustaron los niños que lo vieron y se metieron para dentro.
Como os podéis imaginar, esto dio lugar a una disparidad de opiniones. También fue curioso, la anécdota de los hombres azules del desierto y saber el por qué se pintaban la cara de azul.
Una visita entretenida en la que aprendimos muchas cosas. Gracias.
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